lunes, 22 de enero de 2007

Control automático de velocidad

Acabo de tener mi segunda experiencia con el Toyota RAV4. He ido de Málaga a Huelva este fin de semana y es un gustazo. El coche es la puta caña y lo mejor es el control de velocidad.

Este invento es increíble, gracias a él puedes mantener una velocidad razonable todo el camino. Sin él, la "gravedad"1 hace que el pie pese y pese más con los kilómetros y, lo que empezaron siendo buenas intenciones de ir bien, finalizan siendo grandes velocidades.

El control de velocidad debería ser obligatorio, por la comodidad y (auto) control.

Un punto negativo es que al no tener que usar el pie derecho para nada, se tiende a adoptar una postura más cómoda que implica una menor seguridad. Puedes poner los pies por detrás de los pedales para ir estirado o apoyar la planta de los pies en el suelo para ir más sentado. En cualquier caso la velocidad de reacción será bastante menor que si llevaras el pie puesto en el acelerador. Lo que quiero decir es que se tiende a bajar un poco la guardia y tienes menos capacidad de reacción.

Pero vaya, que yo he ido y vuelto de Málaga a Huelva (distancia entre ambas 300+ km) con el control automático todo el rato a 100-110 km/h. A mi me hubiese costado bastante hacerlo así en el Ibiza. Por muy bien que empieces, la voluntad empieza a flaquear al cabo de un buen rato.

Otro punto a favor es el consumo, aunque puede que esto sea algo subjetivo y erróneo, pero cuando controlas el coche con el pie a mi me da que consume más. El sistema automático dosifica perfectamente y en todo momento cuánto tiene que emplear para mantener la velocidad. Por ejemplo, en el viaje de ida a Huelva, a pesar de tener que subir todos los montes de Málaga, sólo consumió una media de 5 litros a los 100 km. Increíble.

Pues eso, vaya pedaso de coche. Amplio, silencioso, potente, cómodo, económico (en cuanto a carburante, claro), versátil... y caro. Pero vaya, que si hay pasta, merece totalmente la pena.

Un lujo y un placer.


1 Quien dice gravedad, dice prisas, cansancio, monotonía, aburrimiento, ansias de llegar, etc...