Esta noche no he dormido un mojón.
Laura no nos ha dejado pegar ojo y ha estado llorando toda la noche... eso sí, tras cada llanto daba una pausa suficiente como para conciliar un plácido sueño que interrumpía justo cuando empezaba a cundir.
En fin, la pobre tampoco lo hace por joder, supongo que serán los dientes o que está resfriadilla o lo que sea... pero es la única forma de manifestarlo que tiene. Eso no quiere decir que den ganas de pegarle un cojinazo la quinta vez que te despierta a las 4 y media de la madrugada.
Total, que a las 6:30 me levanto hasta los cojones y dudo entre ir en moto o coche al curro. Al final me he decidido por la moto, un arma de doble filo.
El filo bueno
Había un atasco bestial en la autovía. Un accidente entre un "coche" de esos sin carnet de 50cc (sí, esos que compran los que no son capaces ni de aprobar) y otro normal. Bloqueo absoluto, nadie se movía.
Menos yo.
He pasado en 5 minutos o menos algo que hubiese tardado una hora mínimo en coche. La puta caña.
El puto filo malo
Estaba a 30 o 40 grados bajo cero.
Bueno, igual he exagerado algo... quizás fueran 2 o 6 grados, pero en la moto eran -30º. Horroroso.
Una vez que pasé el atasco y cogí la velocidad de crucero iba a morir... no sé cómo he podido dar las curvas con el agarrotamiento y tembleque te llevaba encima. Ni la super-cazadora de gore-tex de motero servía mucho.
Pero vamos, que he llegado. Esto no es un artículo programado en caso de muerte.
Morir, morir, esta tarde después de comer. Pero de sueño.
Ains.